5 autores con sus 5 poemas.

            juan salvador gaviota

  • siempre hay una razón para vivir.podemos alzarnos sobre nuestra ignorancia,podemos descubrirnos como criaturas de perfección,inteligencia y habilidad¡podemos ser libres!¡podemos aprender a volar!
  • "¡si nuestra amistad depende de cosas como el espacio y el tiempo,entonces,cuando por fin superemos el espacio y el tiempo,habremos destruido nuestra propia hermandad!pero supera el espacio,y nos quedara solo un aquí. Supera el tiempo,y nos quedara solo un ahora
          y entre el aquí y el ahora ¿no crees que podremos volver a vernos un par de veces?"
  • -¿irresponsabilidad?¡hermanos míos!-grito-¿quien es mas responsable que una gaviota que ha encontrado y que persigue un significado,un fin mas alto para la vida?
  • Había llegado a creer que el vuelo de las ideas podía ser tan real como el vuelo del viento y las plumas.
  • Para la mayoría de las gaviotas no es volar lo que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no importaba comer, sino volar.



mario benedetti
que les queda a los jovenes
¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.


porque no hay mas viajes a la luna


Cuando el bueno de armstrong dio aquellos pasos
todos registramos cómo se movía
tosco / pesado / en un suelo blancuzco
¿o era de piedra pómez? ¿quién se acuerda?

durante un rato estuvo cavilando
y la escafandra o como se llamase
impedía que viéramos sus ojos
pero juraría que su mirada era
de pereza o abulia

algo debió explicar a su regreso
algo diferente al discurso de gloria
que le ordenaron pronunciar eufórico
entre medallas flores vítores y guirnaldas

algo debió decir en privado a sus jefes
algo importante inesperado

verbigracia / cuando estaba allá arriba
caminando como un zoombie en la luna
mi general mi coronel pensé en ustedes
y se me ocurrió no sé por qué
que debía matarlos con urgencia
uno a uno / dos a dos / etcétera

o verbigracia dos / cuando andaba allá / heroico
pisando las feísimas arrugas del satélite
imaginé que así debía ser la muerte
es decir el paisaje de la muerte

o verbigracia tres / cuando estaba en serene
paseando por la nada como un imbécil
sentí el asco infinito de la ausencia del hombre
y me dije qué mierda estoy haciendo aquí

algo así debe haber confesado a sus jefes
con su estrenada voz de robot disidente
y quizá por eso los dueños del poder
postergaron sien di los viajes a la luna.

arco iris
    A veces
por supuesto
usted sonríe
y no importa lo linda
o lo fea
lo vieja
o lo joven
lo mucho
o lo poco
que usted realmente
sea

sonríe
cual si fuese
una revelación
y su sonrisa anula
todas las anteriores
caducan al instante
sus rostros como máscaras
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo
su boca de morder
su mentón de capricho
sus pómulos fragantes
sus párpados
su miedo

sonríe
y usted nace
asume el mundo
mira
sin mirar
indefensa
desnuda
transparente

y a lo mejor
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro
usted puede llorar
sencillamente
sin desgarrarse
sin deseperarse
sin convocar la muerte
ni sentirse vacía

llorar
sólo llorar

entonces su sonrisa
si todavia existe
se vuelve un arco iris.

 Ay del sueño


Ay del sueño
si sobrevivo es ya borrándome
ya desconfiado y permante
y tantas veces me hundo y sueño
muslo a tu muslo
boca a tu boca
nunca sabré quién sos

ahora que estoy insomne
como un sagrado
y permanezco
quiero morir de siesta
muslo a tu muslo
boca a tu boca
para saber quién sos

Ay del sueño
con esta poca alma a destajo
soñar a nado tiernamente
así me llamen permanezco
muslo a tu muslo
boca a tu boca
quiero quedarme en vos

  
Desaparecidos

Están en algún sitio / concertados
desconcertados / sordos
buscándose / buscándonos
bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas
los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños sus olvidos
quizá convalecientes de su muerte privada

nadie les ha explicado con certeza
si ya se fueron o si no
si son pancartas o temblores
sobrevivientes o responsos

ven pasar árboles y pájaros
e ignoran a qué sombra pertenecen

cuando empezaron a desaparecer
hace tres cinco siete ceremonias
a desaparecer como sin sangre
como sin rostro y sin motivo
vieron por la ventana de su ausencia
lo que quedaba atrás / ese andamiaje
de abrazos cielo y humo

cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían

están en algún sitio / nube o tumba
están en algún sitio / estoy seguro
allá en el sur del alma
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen preguntando preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio


 amado nervo
 oh cristo
 «Ya no hay un dolor humano que no sea mi dolor; 
ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se angustia 
sin que yo me angustie y llore; 
ya mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias, 
¡oh Cristo! 

»En vano busco en los hondos escondrijos de mi ser 
para encontrar algún odio: nadie puede herirme ya 
sino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos, 
¡oh Cristo! 

»¡Qué importan males o bienes! Para mí todos son bienes. 
El rosal no tiene espinas: para mí sólo da rosas. 
¿Rosas de Pasión? ¡Qué importa! Rosas de celeste esencia, 
purpúreas como la sangre que vertiste por nosotros, 
¡oh Cristo!»

 el dia en que me quieras

El día que me quieras tendrá más luz que junio; 
la noche que me quieras será de plenilunio, 
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo 
sus inefables cosas, 
y habrá juntas más rosas 
que en todo el mes de mayo. 

Las fuentes cristalinas 
irán por las laderas 
saltando cristalinas 
el día que me quieras. 

El día que me quieras, los sotos escondidos 
resonarán arpegios nunca jamás oídos. 
Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras 
que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras. 

Cogidas de la mano cual rubias hermanitas, 
luciendo golas cándidas, irán las margaritas 
por montes y praderas, 
delante de tus pasos, el día que me quieras... 
Y si deshojas una, te dirá su inocente 
postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente! 

Al reventar el alba del día que me quieras, 
tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras, 
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos, 
florecerán las místicas corolas de los lotos. 

El día que me quieras será cada celaje 
ala maravillosa; cada arrebol, miraje 
de "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar, 
cada árbol una lira, cada monte un altar. 

El día que me quieras, para nosotros dos 
cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.
 el fantasma y yo

Mi alma es una princesa en su torre metida, 
con cinco ventanitas para mirar la vida. 
Es una triste diosa que el cuerpo aprisionó. 
y tu alma, que desde antes de morirte volaba, 
es un ala magnífica, libre de toda traba... 
Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo! 

¡Qué entiendo de las cosas! Las cosas se me ofrecen, 
no como son de suyo, sino como aparecen 
a los cinco sentidos con que Dios limitó 
mi sensorio grosero, mi percepción menguada. 
Tú lo sabes hoy todo..., ¡yo, en cambio, no sé nada! 
Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!

  lo mas natural

 Mi alma es una princesa en su torre metida, 
con cinco ventanitas para mirar la vida. 
Es una triste diosa que el cuerpo aprisionó. 
y tu alma, que desde antes de morirte volaba, 
es un ala magnífica, libre de toda traba... 
Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo! 

¡Qué entiendo de las cosas! Las cosas se me ofrecen, 
no como son de suyo, sino como aparecen 
a los cinco sentidos con que Dios limitó 
mi sensorio grosero, mi percepción menguada. 
Tú lo sabes hoy todo..., ¡yo, en cambio, no sé nada! 
Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!

 el celaje

¿Adónde fuiste, Amor; adónde fuiste? 
Se extinguió del poniente el manso fuego, 
y tú que me decías: «hasta luego, 
volveré por la noche»... ¡no volviste! 

¿En qué zarzas tu pie divino heriste? 
¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego? 
¿Qué nieve supo congelar tu apego 
y a tu memoria hurtar mi imagen triste? 

...Amor, ¡ya no vendrás! En vano, ansioso, 
de mi balcón atalayando vivo 
el campo verde y el confín brumoso; 

y me finge un celaje fugitivo 
nave de luz en que, al final reposo, 
va tu dulce fantasma pensativo.

 ruben dario

 caracol
En la playa he encontrado un caracol de oro 
macizo y recamado de las perlas más finas; 
Europa le ha tocado con sus manos divinas 
cuando cruzó las ondas sobre el celeste toro. 

He llevado a mis labios el caracol sonoro 
y he suscitado el eco de las dianas marinas, 
le acerqué a mis oídos y las azules minas 
me han contado en voz baja su secreto tesoro. 

Así la sal me llega de los vientos amargos 
que en sus hinchadas velas sintió la nave Argos 
cuando amaron los astros el sueño de Jasón; 

y oigo un rumor de olas y un incógnito acento 
y un profundo oleaje y un misterioso viento... 
(El caracol la forma tiene de un corazón.)
 cancion de carnaval

Musa, la máscara apresta, 
ensaya un aire jovial 
y goza y ríe en la fiesta 
del Carnaval. 


Ríe en la danza que gira, 
muestra la pierna rosada, 
y suene, como una lira, 
tu carcajada. 



Para volar más ligera 
ponte dos hojas de rosa, 
como hace tu compañera 
la mariposa. 



Y que en tu boca risueña, 
que se une al alegre coro, 
deje la abeja porteña 
su miel de oro. 



Únete a la mascarada, 
y mientras muequea un clown 
con la faz pintarrajeada 
como Frank Brown; 



mientras Arlequín revela 
que al prisma sus tintes roba 
y aparece Pulchinela 
con su joroba, 



di a Colombina la bella 
lo que de ella pienso yo, 
y descorcha una botella 
para Pierrot. 



Que él te cuente cómo rima 
sus amores con la Luna 
y te haga un poema en una 
pantomima. 



Da al aire la serenata, 
toca el auro bandolín, 
lleva un látigo de plata 
para el spleen. 



Sé lírica y sé bizarra; 
con la cítara sé griega; 
o gaucha, con la guitarra 
de Santos Vega. 



Mueve tu espléndido torso 
por las calles pintorescas, 
y juega y adorna el Corso 
con rosas frescas. 



De perlas riega un tesoro 
de Andrade en el regio nido, 
y en la hopalanda de Guido, 
polvo de oro. 



Penas y duelos olvida, 
canta deleites y amores; 
busca la flor de las flores 
por Florida: 



Con la armonía te encantas 
de las rimas de cristal, 
y deshojas a sus plantas, 
un madrigal. 



Piruetea, baila, inspira 
versos locos y joviales; 
celebre la alegre lira 
los carnavales. 



Sus gritos y sus canciones, 
sus comparsas y sus trajes, 
sus perlas, tintes y encajes 
y pompones. 



Y lleve la rauda brisa, 
sonora, argentina, fresca, 
¡la victoria de tu risa 
funambulesca! 

 el pais del sol

 Junto al negro palacio del rey de la isla de Hierro ?(¡Oh, cruel, horrible, destierro!)? ¿Cómo es que 

tú, hermana armoniosa, haces cantar al cielo gris, tu pajarera de ruiseñores, tu formidable caja musical? 
¿No te entristece recordar la primavera en que oíste a un pájaro divino y tornasol 



en el país del sol? 



En el jardín del rey de la isla de Oro ?(¡oh, mi ensueño que adoro!)? fuera mejor que tú, armoniosa 
hermana, amaestrases tus aladas flautas, tus sonoras arpas; tú que nacistes donde más lindos nacen el clavel de sangre y la rosa de arrebol, 



en el país del sol! 



O en el alcázar de la reina de la isla de Plata ?(Schubert, solloza la Serenata...)? pudieras también, hermana 
armoniosa, hacer que las místicas aves de tu alma alabasen, dulce, dulcemente, el claro de luna, los vírgenes lirios, la monja paloma y el cisne marqués. La mejor plata se funde en un ardiente crisol, 



Vuelve, pues a tu barca, que tiene lista la vela ?(resuena, lira, Céfiro, vuela)? y parte, armoniosa 
hermana, a donde un príncipe bello, a la orilla del mar, pide liras, y versos y rosas, y acaricia sus rizos de 
oro bajo un regio y azul parasol, 



en el país del sol!


 del campo

 ¡Pradera, feliz día! Del regio Buenos Aires 

quedaron allá lejos el fuego y el hervor; 
hoy en tu verde triunfo tendrán mis sueños vida, 
respiraré tu aliento, me bañaré en tu sol. 



Muy buenos días, huerto. Saludo la frescura 
que brota de las ramas de tu durazno en flor; 
formada de rosales, tu calle de Florida 
mira pasar la Gloria, la Banca y el Sport. 



Un pájaro poeta rumia en su buche versos; 
chismoso y petulante, charlando va un gorrión; 
las plantas trepadoras conversan de política; 
las rosas y los lirios del arte y del amor. 



Rigiendo su cuadriga de mágicas libélulas, 
de sueños millonarios, pasa el travieso Puck; 
y, espléndida sportwoman, en su celeste carro, 
la emperatriz Titania seguida de Oberón. 



De noche, cuando muestra su medio anillo de oro 
bajo el azul tranquilo, la amada de Pierrot, 
es una fiesta pálida la que en el huerto reina, 
toca en la lira el aire su do-re-mi-fa-sol. 



Curiosas las violetas a su balcón se asoman. 
Y una suspira: «¡lástima que falte el ruiseñor!» 
Los silfos acompasan la danza de las brisas 
en un walpurgis vago de aromas y de visión. 



De pronto se oye el eco del grito de la pampa; 
brilla como una puesta del argentino sol; 
y un espectral jinete como una sombra cruza, 
sobre su espalda un poncho; sobre su faz, dolor. 



?¿Quién eres, solitario viajero de la noche? 
?Yo soy la Poesía que un tiempo aquí reinó: 
Yo soy el primer gaucho que parte para siempre, 
de nuestra vieja patria llevando el corazón.

 la copa de las hadas

 ¿Fue en las islas de las rosas, 
en el país de los sueños, 
en donde hay niños risueños 
y enjambre de mariposas? 
Quizá. 
En sus grutas doradas, 
con sus diademas de oro, 
allí estaban, como un coro 
de reinas, todas las hadas. 
Las que tienen prisioneros 
a los silfos de la luz, 
las que andan con un capuz 
salpicado de luceros. 
Las que mantos de escarlata 
lucen con regio donaire, 
y las que hienden el aire 
con su varita de plata. 
¿Era día o noche? 
El astro 
de la niebla sobre el tul, 
florecía en campo azul 
como un lirio de alabastro. 
Su peplo de oro la incierta 
alba ya había tendido. 
Era la hora en que en su nido 
toda alondra se despierta. 
Temblaba el limpio cristal 
del rocío de la noche, 
y estaba entreabierto el broche 
de la flor primaveral. 
Y en aquella región que era 
de la luz y la fortuna, 
cantaban un himno, a una, 
ave, aurora y primavera. 
Las hadas ?aquella tropa 
brillante?, Delia, que he dicho, 
por un extraño capricho 
fabricaron una copa. 
Rara, bella, sin igual, 
y tan pura como bella, 
pues aún no ha bebido en ella 
ninguna boca mortal. 
De una azucena gentil 
hicieron el cáliz leve, 
que era de polvo de nieve 
y palidez de marfil. 
Y la base fue formada 
con un trémulo suspiro, 
de reflejos de zafiro 
y de luz cristalizada. 
La copa hecha se pensó 
en qué se pondría en ella 
(que es el todo, niña bella, 
de lo que te cuento yo). 
Una dijo: ?La ilusión; 
otra dijo: ?La belleza; 
otra dijo: ?La riqueza; 
y otra más: ?El corazón. 
La Reina Mab, que es discreta, 
dijo a la espléndida tropa: 
?Que se ponga en esa copa 
la felicidad completa. 
Y cuando habló Reina tal, 
produjo aplausos y asombros. 
Llevaba sobre sus hombros 
su soberbio manto real. 
Dejó caer la divina 
Reina de acento sonoro, 
algo como gotas de oro 
de una flauta cristalina. 
Ya la Reina Mab habló; 
cesó su olímpico gesto, 
y las hadas tanto han puesto 
que la copa se llenó. 
Amor, delicia, verdad, 
dicha, esplendor y riqueza, 
fe, poderío, belleza... 
¡Toda la felicidad!... 
Y esta copa se guardó 
pura, sola, inmaculada. 
¿Dónde? 
En una isla ignorada. 
¿De dónde? 
¡Se me olvidó!... 
¿Fue en las islas de las rosas, 
en el país de los sueños, 
en donde hay niños risueños 
y enjambres de mariposas? 
Esto nada importa aquí, 
pues por decirte escribía 
que esta copa, niña mía, 
la deseo para ti.


 gustavo adolfo becquer

 rima LXIII

 Como enjambre de abejas irritadas, 

de un oscuro rincón de la memoria 
salen a perseguirme los recuerdos 
de las pasadas horas. 



Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil! 
Me rodean, me acosan, 
y unos tras otros a clavarme vienen 
el agudo aguijón que el alma encona.

 rima LXXVIII

 Fingiendo realidades 
con sombra vana, 
delante del Deseo 
va la Esperanza. 
Y sus mentiras, 
como el fénix, renacen 
de sus cenizas.

 rima LX

 Mi vida es un erial, 
flor que toco se deshoja; 
que en mi camino fatal 
alguien va sembrando el mal 
para que yo lo recoja.

 amor eterno

 Podrá nublarse el sol eternamente; 
Podrá secarse en un instante el mar; 
Podrá romperse el eje de la tierra 
Como un débil cristal. 
¡todo sucederá! Podrá la muerte 
Cubrirme con su fúnebre crespón; 
Pero jamás en mí podrá apagarse 
La llama de tu amor.

 rima LXXIV

 Las ropas desceñidas, 
desnudas las espaldas, 
en el dintel de oro de la puerta 
dos ángeles velaban. 



Me aproximé a los hierros 
que defienden la entrada, 
y de las dobles rejas en el fondo 
la vi confusa y blanca. 



La vi como la imagen 
que en leve ensueño pasa, 
como rayo de luz tenue y difuso 
que entre tinieblas nada. 



Me sentí de un ardiente 
deseo llena el alma; 
como atrae un abismo, aquel misterio 
hacia sí me arrastraba. 



Mas ¡ay! que, de los ángeles, 
parecían decirme las miradas: 
"¡El umbral de esta puerta 
sólo Dios lo traspasa.









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